Neoclinus blanchardi, comúnmente conocido como el pez “alienígena” de la Bahía de San Francisco, presenta un espectáculo fascinante con sus características únicas. Estos peces endémicos, que prosperan en zonas costeras a profundidades de 5 a 70 metros, prefieren ambientes arenosos y fondos marinos duros para su hábitat. Con una apariencia distintiva, estos peces de piel suave tienen aletas que se extienden desde la cabeza hasta la cola.

Una de las características más notables de Neoclinus blanchardi es su impresionante boca: ancha, acampanada y adornada con labios grandes y de aspecto malhumorado. A pesar de su apariencia alienígena, estos peces pesan sólo entre 0,5 y 1,5 kilogramos, y los machos generalmente son más grandes y tienen bocas más anchas que las hembras. A menudo buscan refugio en agujeros de rocas, botellas y caparazones de caracoles, asomando sus ojos saltones como ojos de rana para observar su entorno.

Si bien su apariencia es intrigante, Neoclinus blanchardi es conocido por su naturaleza agresiva. Con bocas grandes y dientes afilados, pueden atacar cualquier cosa que entre en contacto con ellos, incluidos los humanos. Por lo tanto, acercarse a sus escondites no es una tarea para pusilánimes.

En términos de dieta, estos peces se dirigen principalmente a crustáceos como cangrejos y camarones. Su temporada de reproducción, que ocurre desde enero hasta finales de agosto, involucra a las hembras que ponen aproximadamente 3000 huevos en cavidades de rocas. Curiosamente, la responsabilidad de cuidar y proteger las larvas hasta que se conviertan en peces jóvenes recae en los padres.

El fascinante ciclo de vida, la apariencia única y la naturaleza agresiva de Neoclinus blanchardi los convierten en un tema de interés tanto para los entusiastas marinos como para los investigadores. La capacidad de los peces exóticos para adaptarse a su entorno y desempeñar un papel crucial en el ecosistema resalta las maravillas de la vida marina en la Bahía de San Francisco.